Valiéndose de la edición 1974 de la Enciclopedia de Beisbol McMillan y una calculadora científica, Mark Sackler, un joven locutor de Westport Connecticut, emprendió hace poco más de medio siglo un proyecto estadístico por diversión.
Totalizó las carreras que para entonces se habían anotado en las primeras 98 temporadas de MLB (1876-1974), y como resultado obtuvo que para la próxima temporada estarían llegando al primer millón.
Entonces aprovechó que un compañero de trabajo de su padre se conocía el ambiente de las promociones, tenía buenos contactos y compartió la información, convencido de que existía posibilidad de conseguir por dónde entrar a venderle la idea a las Grandes Ligas.
En poco tiempo el proyecto entró en marcha.
Con la apertura de la temporada de 1975 comenzó la campaña hacia la anotación del millón de carreras. Con el patrocinio de la firma japonesa de relojes Seiko, se instalaron tableros electrónicos analógicos que llevaban la cuenta los estadios, mientras que leyendas como Joe DiMaggio, Stan Musial y Ernie Banks fueron contratadas para ayudar en la promoción y el fabricante de caramelos Tootsie Roll se unió al evento, ofreciendo un millón de unidades de su producto al jugador que anotara la singular carrera, además de un millón de centavos ($10 mil) y un reloj de la marca patrocinante.
Para el 4 de mayo de 1975 dieron los cálculos como la fecha en la que se alcanzaría al millón de rayitas. Ese día se estableció en Nueva York un centro especial para llevar la cuenta con precisión, mediante contacto telefónico con los jefes de prensa comprometidos a comunicar el instante en que se pisara la goma.
En el Riverfront Stadium de Cincinnati, a la altura del quinto inning del encuentro entre Bravos y Rojos, todos apreciaron cuando el contador Seiko marcó la cifra 999.999 mientras Phil Niekro lanzaba y Don Gullett tomaba turno, Pete Rose estaba en el círculo de espera y David Concepción era el tercer hombre de la entrada.
El aragüeño que contaba 27 años de edad, pensó que tenía chance de anotar la histórica rayita con un tablazo, solo si sus predecesores fallaban rápidamente, y así ocurrió. Gullett entregó el primer out de tercera a primera y Rose roleteó por segunda.
Al llegar al plato, Concepción miró el contador para cerciorarse que tenía chance de ganar el premio. En cuenta de 1-2 hizo contacto con fuerza a un envío de Niekro y metió la bola en las gradas del left.
Nunca antes un pelotero había recorrido el cuadro tan rápido con un jonrón como lo hizo ese día Concepción, mientras sus compañeros y los aficionados celebraban el logro, animados por la cifra de 1.000.000 que mostraba el contador.
Los recursos técnicos de la época no permitieron que se percataran que casi al mismo tiempo, en San Francisco, en el segundo capítulo del choque Astros y Gigantes, Bob Watson, quien corría en segunda por boleto y estafa, había emprendido marcha al plato, trotando después que su compañero, Milt May, conectó vuelacerca.
Desde la cueva sus compañeros comenzaron a gritarle que corriera más rápido y llegó a la goma. Desde el centro de control de Nueva York confirmaron de inmediato que el corredor de San Francisco se engomó primero que el de Cincinnati. Así Watson superó a Concepción por apenas cuatro segundos de diferencia en la batalla por anotar hace 50 años, la carrera un millón.
Fuente: Lider en Deportes